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Isak se dispone a disparar ante el Diakhaby.

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Isak se dispone a disparar ante el Diakhaby. José ignacio lobo
Real Sociedad 0 - Valencia 0

Nuevo atraco de Melero López a la Real Sociedad

Frenados ·

Su esperpéntica actuación noqueó a los locales y dio alas al juego subterráneo del Valencia pandillero de Bordalás

Miguel González

San Sebastián

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Domingo, 21 de noviembre 2021

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¿Saben en qué se parecen Melero López y Bordalás? En que los dos son nocivos para el fútbol. Su éxito es el fracaso de este juego al que desprecian cada vez que pisan un terreno de juego. El andaluz volvió a machacar a la Real como ha hecho en tantas ocasiones. Se dejó el silbato en casa, dio vía libre al Valencia para utilizar todas las armas alegales para frenar a los realistas y acabó ajusticiando a los de Imanol con la expulsión de Aritz a falta de 20 minutos. La jugada de la roja es la metáfora del partido: salida en conducción del beasaindarra, Wass le da una patada y le frena por detrás y cuando el txuri-urdin se revuelve en la caída fruto de su impotencia le echan a la calle. El que quiso jugar al fútbol acabó castigado.

De Bordalás poco nuevo se puede decir. Que un club histórico le haya confiado su banquillo solo refleja la decadencia que vive en los últimos años. Deportiva e institucional. Un entrenador antifútbol, que fomenta la violencia con su comportamiento –primero en Getafe y ahora en Mestalla– y que trata de que este deporte regrese a las cavernas. Melero López fue su mejor socio anoche.

Entre los dos le cortaron las alas a la Real. De manera antirreglamentaria. Con un árbitro normal el Valencia habría acabado con nueve y los tres puntos se habrían quedado en Anoeta. Porque para sonrojo de Bordalás, desde la expulsión de Aritz, los de Imanol tuvieron hasta cuatro oportunidades para ganar protagonizadas por Isak, Sorloth, Zubimendi y Rico. LaLiga y la Federación no van a permitir que la Real siga ahí arriba, pero si logró un empate en semejantes circunstancias es que este equipo es fuerte como un roble.

Imanol, como suele hacer en la vuelta tras los parones, no se concedió demasiadas alegrías en la alineación y colocó prácticamente los mismos hombres que ganaron en Pamplona hace quince días, con solo dos retoques, ya que Gorosabel entró en lugar de Zaldua y Guevara hizo lo lo propio por Zubimendi en el centro del campo. El resto, los mismos.

Remiro jugó bajo palos, con una defensa formada por Gorosabel, Aritz, Le Normand y Diego Rico. Por delante de Guevara jugaron Merino y Silva, como siempre, mientras que en los extremos tuvieron continuidad Januzaj y Barrenetxea después de su buena actuación ante Osasuna. Isak siguió siendo el referente más adelantado. El sueco y Merino fueron los únicos internacionales que se ausentaron de Zubieta por compromisos de sus selecciones, por lo que los otros nueve pudieron trabajar diariamente en este parón a las órdenes del técnico.

Se sabía que la cita no iba a ser sencilla. El Valencia getafizado del técnico alicantino añade, además de buen orden y presión sin balón, un juego subterráneo que con un árbitro tan limitado como Melero López logra desquiciar al que más trata de proponer, en este caso la Real. Para el minuto 25 las faltas se repartían una para el cuadro local y seis para el visitante ante un colegiado que hacía el caldo gordo a Bordalás, ya que por lo menos había dejado de señalar otras tantas infracciones más. Tan a gusto campaba el entrenador ché que se permitía comerse al cuarto árbitro en la banda si no estaba de acuerdo con alguna decisión. Era una noche para tener mucha paciencia.

El Valencia estaba dispuesto defensivamente en 1-4-2-3-1 en bloque medio y con marcajes individuales en el centro del campo de Soler sobre Guevara, Racic a Silva y Wass con Merino. En ese contexto, Imanol se cansó de pedir a sus centrales atrevimiento para que Aritz y Le Normand tuvieran descaro en iniciación y sortearan a Guedes. El beasaindarra trató de sorprender con alguna arrancada hasta campo contrario y el bretón, buscando en largo a Isak.

El oriotarra movió después a Januzaj, que empezó a la derecha, a zonas interiores para hacer superioridad por dentro y de ahí salieron un pase al espacio desde la izquierda a Merino, que acabó con remate de Isak, y una jugada del belga hacia al sueco que éste cerró con un disparo de zurda que sacó Cillessen de forma providencial en la mejor opción txuri-urdin antes del descanso. Silva también contribuía en sacar de su zona a Racic para que Januzaj encontrase sitio entre líneas.

La otra gran oportunidad local llegó tras una contra que nació en una recuperación de Guevara ante Guedes para la conducción de Barrenetxea y el remate final con rosca rozando el poste de Merino. El único susto en la portería de Remiro fue una grave pérdida de Diego Rico ante Costa que dejó solo a Guedes pero que solventó rápido Gorosabel llegando desde atrás.

La cosa no cambió tras el descanso porque cada vez se jugaba menos y había más interrupciones. Imanol dio entrada a Zubimendi y Oyarzabal por Guevara y un desafortunado Barrenetxea para dar un pasito hacia adelante. Una dejada del capitán a Isak tras incursión de Rico por la izquierda fue rematada por el sueco dentro del área pero el balón se estrelló en el cuerpo de Alderete.

A continuación llegó la expulsión de Aritz, un insulto a la lógica del fútbol y una penalización al que quiso jugar. Melero ajustició una vez más a la Real, demostrando su inquina hacia el cuadro guipuzcoano. Que después no expulsara a Koba Lein por una agresión a Rico lo confirmó.

Imanol y Oyarzabal trataron de poner calma en medio de la tempestad que había desatado el árbitro y que terminó por devorarle. Las nueve tarjetas que mostró en los últimos 20 minutos, más la roja de Aritz, así lo demuestran. Pero en el desconcierto la Real se mantuvo fría y serena. Zubimendi se colocó de central junto a Le Normand, Turrientes entró para reforzar el centro del campo junto a Merino, Portu se situó en una banda y Oyarzabal en la otra con Sorloth arriba.

El Valencia, aunque estaba con uno más, no sabía qué hacer para acercarse al área de Remiro. Es lo que ocurre cuando te enseñan a destruir y miras el balón como un objeto extraño. El caso es que la Real estuvo mejor plantada y anduvo cerca del gol en varias ocasiones. Sorloth y Zubimendi estuvieron a punto de marcar en dos acciones a balón parado botadas por Oyarzabal, Isak remató arriba una brillante acción individual y Rico hizo lucirse a Cillessen. No hubo tiempo para más.

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