FERNANDO BECERRIL. San Sebastián. Hace una semana el viejo Atocha hubiera cumplido un siglo. El domingo 5 de octubre de 1913 se inauguró con un partido entre la Real Sociedad y el Athletic, que se convirtió en un acontecimiento social de enorme magnitud. Durante ochenta años, Atocha acogió sobre su césped los partidos de la Real y hoy sigue siendo motivo de nostalgia para todos los que aprendimos a amar el fútbol desde sus veteranas gradas.
Aquel año se conmemoraba el primer centenario del incendio que destruyó la ciudad, lo que favoreció la ejecución de obras públicas que llevaban un tiempo paradas. San Sebastián levantó su nuevo campo de fútbol, que iba a tomar el relevo al que existía en Ondarreta.
Lo hizo sobre el mismo espacio en el que se levantaba el velódromo del Club Ciclista, bajo cuyos colores el fútbol guipuzcoano había conseguido cuatro años antes su primer título oficial. Es inevitable recordar aquí la maldición de Julian Comet, impulsor del ciclismo en Gipuzkoa y que, indignado por el sacrificio del Velódromo, vaticinó que la Real nunca sería campeona.
Hasta 1981 fue efectiva la maldición de Monsieur Comet, a pesar de que los realistas habían estado en 1913 a punto de ganar la Copa, el Barcelona necesitó tres partidos, y lo mismo sucedió en 1928 cuando la Real fue seriamente perjudicada en su triple final contra el Barcelona, que provocó un poético enfrentamiento entre Rafael Alberti, que escribió una oda al meta azulgrana Platko, y Grabriel Celaya que le recordó por quée no había ganado la Real aquel título.
Jornada de fiesta Aquel primer domingo de octubre. San Sebastián vivió una fiesta del deporte. El partido inaugural del nuevo campo de fútbol comenzó a las 15.30 y el programa del Frontón Moderno se retrasó a las 17 horas para que los interesados pudieran asistir a los dos acontecimientos deportivos.
Hubo venta anticipada de localidades, que según las notas del historiador Javier Sada fueron despachadas en la sombrerería Bianchi de la calle Garibay. Fue necesario reforzar el transporte público porque aficionados de Irun, Tolosa, Biarritz, Bilbao o Logroño no quisieron perderse el acontecimiento. El primer partido de Atocha fue también el último que jugó el histórico capitán de la Real José Ángel Berraondo, que estaba a punto de cumplir 35 años.
La alineación de la Real estuvo formada por Eizaguirre, Berraondo, Mariano Arrate, Leturia, Echeverría, Machimbarrena, M. Elósegui, Alfonso Sena, S. Elósegui, Sydler y J. Minondo. El Athletic alineó a Ibarreche, Solaun, Hurtado, Eguía, J.Mª Belauste, Iceta, Pinillos, Kortadi, Zuazo,
Pichichi y R. Belauste. El primer gol en la historia de Atotxa lo anotó el rojiblanco
Pichichi. El partido terminó 3-3. Dos de los tres goles realistas fueron anotados por Sydler y el otro lo marcó Saturnino Elósegui.
Pichichi hizo dos para el Atheltic. Zuazo completó la cuenta.