Día de fiesta, día de Real

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Gorka Estrada

Los realistas comenzaron la práctica con puntualidad británica, a las 10 de la mañana, cuando todavía llegaban a las instalaciones de Zubieta los fervientes seguidores blanquiazules. Como ha ocurrido en las últimas ocasiones con presencia de aficionados, la sesión se desarrolló bajo un sol de justicia. El astro rey pegaba con fuerza sobre la grada del campo principal que continúa en proceso de remodelación, pese a que todavía no había alcanzado su mayor altura en ese momento de la mañana.

Este jueves, que era día para ir al monte o a la playa, muchos optaron por ir a Zubieta. Más de cien realistas. Iñaki fue uno de ellos. Acudió junto a su mujer Uxue y sus dos hijos Ibai y Maddi. «Nos hemos enterado a las 7 de la mañana de que el entrenamiento era a puerta abierta y hemos venido», explicaba este antzuolarra mientras sujetaba en brazos al pequeño Ibai, que aún alucinaba con que le hubiera firmado Odriozola en su camiseta nada más bajar del campo Z2 donde se ejercitó en solitario. Era su primera vez en Zubieta. «Es una gozada verles. Nos están tocando buenos años. En el pueblo antes se veían muchas camisetas del Athletic, pero cada vez se ven más de la Real gracias a las nuevas generaciones», reconocía por último Iñaki.

Muy cerca se encontraba Dani con sus hijos Aner y Biel, tres donostiarras bien pertrechados con gorras para protegerse del sol. «El plan ha salido un poco improvisado, pero hay que crear afición», indicaba el aita. «Hemos llegado con el entrenamiento empezado para ver el ambiente y también para ver sudar a los jugadores», apuntaba Dani.

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Mikel y Telmo, dos amigos de Hondarribia, esperaban con ansias el final del entrenamiento para empezar a pedir autógrafos a sus ídolos, apoyados en el muro que separa el terreno de juego con la grada. El primero llevaba una camiseta de la escuela de fútbol del Hondarribi, mientras que el segundo portaba un álbum de fotos de la Real para que los futbolistas estamparan sus firmas. «Quería una dedicatoria de Zubimendi, pero está con la selección», se lamentaba Mikel, aunque no hacía ascos a los realistas presentes. «André Silva ha marcado unos golazos...», observaba. Ambos iban a pedir autógrafos a todos. «Sobre todo a Imanol, que tengo su foto», comentaba Telmo señalando una de las páginas de su libreta.

Paula y Álex tampoco pudieron sacarse una fotografía con Kubo, su jugador favorito, aunque Raúl, el aita de estos dos hermanos donostiarras, confesaba que Brais Méndez también era un jugador muy del gusto de ambos. «Estuvimos en el Metropolitano el pasado domingo y ahora mola mucho verles tan de cerca», valoraba Raúl mientras acompañaba a sus hijos a la caza de autógrafos. «La Real ha empezado con altibajos, pero luego le ha dado la vuelta. Espero otra buena temporada y espero que pasemos en la fase de grupos en Champions», concluía.

Los jugadores, pero también Imanol e incluso Labaka atendieron a la multitud de jóvenes realzales que siguió con atención el transcurso de un entrenamiento de aproximadamente hora y media de duración en el que André Silva demostró su colmillo goleador y Arsen Zakharyan dejó detalles de su clase.

De los 18 jugadores de campo que utilizó el técnico, 8 fueron del Sanse (Marín, Cantero, Dadíe, Rupérez, Jon Martín, Magunazelaia, Goti y Argote). Nueve si sumamos al portero Ayesa. Además de los internacionales, Barrenetxea, Odriozola, Tierney y Cho se ausentaron por problemas físicos. Imanol aprovechó esta última sesión de la semana para profundizar en las acciones de centros laterales. Zakharyan, Magunazelaia, Dadíe y Marín fueron los encargados de lanzar los balones desde las dos bandas.

La Real descansa ahora hasta la próxima semana, cuando empezará a preparar el partido de Liga contra el Mallorca (sábado 21 a las 14.00 horas). Será entonces cuando Imanol empiece a recuperar a sus internacionales. Hasta entonces, Zubieta se cierra para el primer equipo.