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Anoeta se despide de su fondo sur

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Lorena Loro, Alberto Aznar, Ainhoa Grábalos, Fran Murillo y Joseba Begiristain se despedirán este domingo de sus localidades del fondo sur de Anoeta. / LOBO ALTUNA

  • El partido de la Real Sociedad contra el Málaga será el último del estadio antes del inicio de las obras

  • Cinco abonados de la primera zona afectada por la remodelación del campo cuentan sus recuerdos y deseos para el nuevo Anoeta

Anoeta vivirá el domingo (20.00 horas) contra el Málaga el último partido de la temporada. Será un partido especial. Y no solo porque la clasificación a Europa esta en juego. El domingo será también el último encuentro tal y como se ha conocido Anoeta durante sus 24 años de vida. Las ansiada remodelación del estadio de Amara, que eliminará de una vez por todas las pistas de atletismo, arrancará en cuanto la Real finalice su curso en casa. La primera fase de las obras se ejecutará en el fondo sur, la zona del campo que da al velódromo. Este sector del estadio se derribará durante este verano, y la próxima temporada nadie animará en ella. Esta medida inicial afectará a 5.200 aficionados que acceden al estadio por las puertas 20, 21, 22 y 23.

Contra el Málaga será la última ocasión en la que se escucharán sus aplausos, ánimos y lamentos, al menos en sus localidades originales. La próxima temporada alentarán a los suyos en diferentes asientos repartidos por distintas partes de un Anoeta huérfano de uno de sus fondos. Cinco de esos socios afectados no esperaron a este fin de semana y comenzaron a despedirse ayer mismo de su fondo sur. Su deseoes claro: Anoeta tiene que ser una olla a presión para los rivales y el árbitro, y los realistas tienen que sentir el calor que se transmite desde las gradas. Empezando por el partido del domingo y también cuando se ejecute la remodelación. «Tenemos que estar pegados a ellos, eso les empuja más», abogan estos aficionados que esperan que en el nuevo campo «no esté todo el mundo callado, como sucede ahora».

Estos abonados de la Real no ven el momento en el que Anoeta sea un campo de fútbol de verdad y elimine de una vez por todas las pistas, «la única pena es que quede tanto tiempo», se lamenta Ainhoa Grábalos, abonada txuri urdin desde hace quince años y que accede a su asiento por la puerta 22. «Dicen que aquí somos fríos, pero es por la lejanía que tenemos con el césped, eso se nota cuando vamos fuera», argumenta esta aficionada de Intxaurrondo, que va con su hija pequeña a los partidos. Lorena Loro, errentiarra de la puerta 21, y miembro de la Peña Txirritako junto a su marido Fran Murillo, cree que el «campo es la mitad» a la hora del buen devenir de un equipo. Pone como ejemplo Atocha -«ese sí que era un campo»- y prefiere contar con la mitad de gente en el estadio, si se recupera el ambiente del añorado campo de Duque de Mandas.

Uno de los 1.576 fieles

Fran asiente y dice que «los aficionados deberían enchufarse desde la salida de los jugadores al campo». Alberto Aznar, socio de la puerta 20, va más allá y propone que el club realista debe crear «una grada de animación para los jóvenes». «He estado en el campo del Borussia Dor-tmund y he flipado, Anoeta es muy frío», reconoce este aficionado de Amara que no se pierde ningún partido acompañado de sus amigos. De hecho, Alberto es uno de los 1.576 socios que la Real ha premiado con dos entradas porque ha asistido a todos los encuentros de casa.

Cerca de Alberto, también en la puerta 20, Joseba Begiristain tiene su localidad en el campo de Amara. Acude a Anoeta con tres amigos y también echa en falta algo más de ambiente. Espera que se consiga una vez finalice la remodelación. «Ojalá se alcance el ambiente que se vive en Mendizorroza», dice.

La de la segunda parte

Pese a los inconvenientes de los horarios, que a veces hacen difícil su asistencia, y la distancia sobre el verde, estos socios se consideran unos afortunados porque han vivido más cerca que nadie, dentro de las posibilidades, momentos que cualquier aficionado de la Real guarda en la retina. «La portería del fondo sur es a la que suelen atacar en las segundas partes la Real», recuerda Fran, y es por esto que han presenciado goles imborrables a lo largo de estos 24 años de vida de Anoeta.

La primera gran tarde del estadio de Amara tuvo lugar en la temporada 1994/95, con aquel histórico 5-0 al Athletic. Kodro, autor de un triplete, cerró la manita en la portería más cercana al velódromo. «Fue una pasada, acabamos haciendo una conga», rememora Ainhoa. Joseba aún no había nacido entonces, y Alberto era demasiado joven como para recordar aquel gran episodio de la historia txuri urdin. Sin embargo, estos también han experimentado momentos inolvidables en el estadio de Amara. El subcampeonato en la temporada 2002/03, el partido del ascenso contra el Celta en 2010 y el regreso a Champions en 2013. Alberto no se puede quedar con un encuentro pero sí con «todas las veces que la Real ha ganado al Barça». Socio desde 2010, este amaratarra no sabe lo que es ver perder a los suyos contra el Barcelona en Liga. En su portería los realistas consiguieron darle la vuelta a un partido que estaba perdido contra los blaugranas en la víspera de San Sebastián de 2013.

Entre estos tres palos también se produjo uno de los tantos más espectaculares vistos en Anoeta, en un derbi contra el Athletic en el curso 2011/12. Iñigo Martínez, desde su propio campo, mandó un misil a las redes rojiblancas, al que nada pudo hacer Iraizoz. Ainhoa también recuerda en la última campaña de Segunda el gol de falta de Bravo contra el Nástic, que dio la victoria a los realistas. «Todos nos preguntábamos que a dónde iba», confiesa.

Pero no solo de momentos felices se componen los recuerdos de estos aficionados del fondo sur. En su portería vivieron el dramático fallo desde los once metros de Savio en 2007 que hacía esfumar las últimas opciones de los realistas por evitar el descenso. O la lesión de gravedad que sufrió Iñigo Díaz de Cerio ante la entrada del portero del Eibar, Zigor, en la segunda campaña de los blanquiazules en Segunda. Ainhoa prefiere comentar las 'gamberras' celebraciones de Griezmann, en las que lo mismo se tiraba en plancha a un montículo de nieve, se metía en un coche, o se abrazaba a un agente de seguridad. Todos esos capítulos sucedieron cerca de estos cinco realistas, y paradójicamente, algunos no se habrían producido sin las pistas.

El domingo se sentarán por última vez en sus localidades originales. Todos ellos, a excepción de Alberto, que no está conforme con la nueva ubicación, tienen definidos ya sus nuevos asientos para la próxima temporada. Ainhoa verá los partidos el año que viene en la tribuna central alta, Lorena y Fran en la este alta, mientras que Joseba tendrá su lugar en la tribuna principal, detrás de los banquillos.

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