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real sociedad
Una Real sin corona
Se cumplen 86 años de la proclamación de la 2ª República, periodo en el que el club txuri urdin se denominó Donostia F.C.
IMANOL TROYANO | SAN SEBASTIÁN.
La Real Sociedad no siempre se ha llamado así durante sus 108 años de historia. Hubo un periodo de tiempo de seis años en el que el club donostiarra cambió de nombre y su escudo dejó de vestir corona. Entre 1931 y 1936, los años de la Segunda República, la por entonces junta directiva presidida por Florentino Azqueta, «ateniéndose a exigencias de la realidad», decidió suprimir la denominación de Real y adoptar el nombre de Donostia F.C. Además, en el escudo realista la corona dejó su lugar al blasón de San Sebastián. Estas variaciones entraron en vigor el 27 de junio de 1931, pero la semilla se había sembrado unos meses antes. Concretamente hace 86 años, con la proclamación de la República, el 14 de abril.
El debut oficial en Liga del Donostia se produjo un 22 de noviembre de 1931, en Ibaiondo, hogar del Arenas de Getxo. Los donostiarras perdieron por 2-1. En la campaña anterior, la Real Sociedad había logrado la tercera posición detrás del Athletic y el Racing, los tres con los mismos puntos, pero los blanquiazules contaron con peor diferencia de goles. En la andadura republicana, sin embargo, no se las prometerían tan felices. Tras un primer curso irregular, los donostiarras finalizaron octavos con 14 puntos.
El Barcelona fue el primer rival en el curso 1932/33, y los guipuzcoanos arrancaron un meritorio empate en casa gracias a un doblete de Kiriki (Luis Iruretagoyena). En la tribuna presidencial, Azqueta había dejado su asiento a Javier Peña, y la temporada resultó de dinámica similar a la anterior. El Donostia acabó sexto con 15 puntos.
El comienzo de la temporada 1933/34 coincidió con las Elecciones Generales que se celebraron durante la tercera jornada y que auparon al poder al partido radical de Lerroux y a las derechas. Ese mismo domingo electoral, el Donostia midió sus fuerzas con el Madrid -desposeído también del Real- en Chamartín, y cayó 2-0. Tras esta derrota, los txuri urdines encadenaron una racha de ocho partidos consecutivos sin perder. Los pupilos de Harry Lowe incluso llegaron a alcanzar la primera plaza al vencer (3-0) en Atocha al campeón, el Athletic.
De entrenador a jugador
En enero del 34, sin embargo, las fuerzas flojearon, y tras encadenar tres derrotas seguidas, las opciones de título se esfumaron. Los donostiarras acabaron en quinta posición.
Transcurrido el ecuador de la República, el campeonato creció en número al sumar dos equipos más y conformar un total de doce participantes. Esto provocó que aumentase el número de descensos de uno a dos. El torneo arrancó en diciembre de 1934, y después de una primera vuelta al borde de la quema, los donostiarras se hundieron en la clasificación a mediados de febrero. Incapaces de remontar el vuelo, los jugadores y el entrenador dejaron un partido para el recuerdo a cinco fechas de la conclusión de la Liga.
El 24 de marzo de 1935 el Donostia visitaba Valencia, en un trascendental choque para la supervivencia en la máxima categoría, pero al no disponer de los suficientes jugadores como para completar una convocatoria, Harry Lowe se animó a descolgar las botas. El británico, a sus 48 años, fue uno más sobre el verde y el equipo cayó por 7-1. Lowe dio la asistencia del único tanto donostiarra. Aún hoy se trata del futbolista de mayor edad que se ha podido ver en la Liga. Tres jornadas más tarde, en otro 14 de abril, esta vez de 1935, la Real consumó el primer descenso de su historia.
La nueva división vino acompañada por el cese de Lowe, al que le sustituyó Gaspar Gurrutxaga. Entre los futbolistas, el portero Rojo, el defensa Arana y los delanteros Cholín y Ortega fueron los únicos fijos en el once que continuaron. Arana y Cholín tuvieron, además, el honor de completar todas las campañas de la Real republicana. Las caras nuevas trascendieron de lo deportivo, ya que también se produjo el segundo relevo en la presidencia. José María Gastaminza sería el máximo mandatario en esta incierta aventura.
Salvados por la guerra
El 10 de noviembre de 1935 inició la primera experiencia txuri urdin en Segunda División. El rival fue el Arenas, otra vez, y el Donostia cayó 2-3. La competición estaba compuesta por tres grupos y los guipuzcoanos fueron encuadrados en el segundo. Sus rivales: Girona, Arenas, Barakaldo, Badalona, Sabadell, Júpiter y el Unión de Irun.
Una semana antes de arrancar el campeonato, había concluido el habitual Campeonato Regional o de Mancomunidad, como también era conocido, donde no existía distinción de categorías y precedía a los respectivos torneos ligueros. El Donostia había salido campeón en 1932, pero su participación generalmente era testimonial. En esta ocasión, su concurso le tenía guardado graves secuelas, a causa del plan general de competiciones aprobado un año antes.
Éste determinó que el descenso de Segunda al campeonato territorial correspondiente pasaría a calcularse mediante la suma de los puntos obtenidos en la Liga y los logrados en los respectivos campeonatos de las mancomunidades. Los donostiarras completaron un Campeonato Regional nefasto y solo lograron dos puntos. Comenzaron así su travesía en Segunda con un escaso bagaje, lo que les obligaba a bordar la temporada para no sufrir un nuevo descenso.
El conjunto blanquiazul terminó sexto en la tabla con 12 puntos. El Unión, último con 8, pero sumó 15 del Campeonato Regional, y se salvó. Los donostiarras tan solo pudieron añadirse 2 puntos y volvieron a caer. Sin embargo, en julio estalló la Guerra Civil, y el ruido de los fusiles silenció al de los balones. En 1939 se reanudaron las competiciones, pero debido al caos organizativo tras la contienda, se optó por que cada equipo compitiese en la misma categoría en la que lo había hecho en la campaña 1935/36. De esta manera, la Real Sociedad se mantuvo en Segunda, y el Donostia desapareció en la historia.