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El estandarte de la Real

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Orgullo. Prieto celebra el gol de la victoria ante Las Palmas agarrando el escudo de la Real de su camista. / SABRIAN

  • «Cada vez que me enfundo la camiseta de la Real es un orgullo y siento el mismo cosquilleo y los nervios de la primera vez», afirma

  • Xabi Prieto representa la fidelidad a unos colores y es el ejemplo de una forma de actuar y sentir

Catorce temporadas en el primer equipo de la Real. 488 partidos oficiales. Sexto jugador con más encuentros en la historia del club, solo por detrás de Gorriz (599), Larrañaga (589), Zamora (588), Arconada (551) y Fuentes (495). Este sería el resumen rápido de la trayectoria de Xabi Prieto Argarate (Donostia, 1983), pero su historia y su legado van mucho más lejos.

Como otros muchos donostiarras, Xabi Prieto comenzó a jugar al fútbol con sus compañeros de la ikastola en el campeonato playero de La Concha. Estudiaba en Santo Tomas Lizeoa. Que sus primeros regates los diera entre los charcos de los campos bacheados del arenal explican ahora su depurada técnica y control del balón.

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Prieto llegó a la Real en 1999 para incorporarse al juvenil B, el Easo. Hizo la pretemporada, pero los técnicos no le encontraron acomodo en aquel equipo y le cedieron al Hernani. Su buen hacer en el equipo de Zubipe le permitió volver a Zubieta. En el Sanse militó dos campañas (2002/03 y 03/04), en las que jugó 48 partidos y marcó ocho goles.

Algo vio Raynald Denoueix en aquel chaval espigado en el invierno de 2003. Le reclamó para trabajar en el primer equipo. Por aquel entonces, Valery Karpin ocupaba la banda derecha realista y la figura de Prieto emergía como una alternativa porque el ruso de 33 años apuraba sus últimas temporadas. El entrenador francés, para quien la «vitesse» (velocidad en el juego) era fundamental, fue puliendo poco a poco al donostiarra.

En el verano de 2003 Xabi Prieto fue uno de los cuatro futbolistas del filial que el técnico francés llevó a la pretemporada en Seefeld (Austria). Los otros tres eran el portero Mikel Saizar y los defensas Iban Zubiaurre y Javi Garrido. Aquella pretemporada disputó los primeros partidos amistosos con el primer equipo. El paso definitivo, el del debut, estaba más cerca.

Doblete en el Bernabéu

Prieto debutó con la Real el 8 de octubre de 2003 en un partido de Copa en Oviedo. El donostiarra disputó los noventa minutos y el choque finalizó con triunfo blanquiazul por 1-2. Su primer encuentro en Primera División lo disputó dieciocho días después ante Osasuna en Anoeta. Jugó 22 minutos tras saltar al terreno de juego en lugar de Karpin.

Esa misma temporada firmó una actuación antológica el 23 de mayo de 2004 ante el Real Madrid en el Santiago Bernabéu. Fue su mejor carta de presentación en la máxima categoría. Demostró a quienes no le conocían lo que había hecho durante años en las categorías inferiores. Marcó un golazo de exterior desde fuera del área, transformó un penalti a lo Panenka y dio la asistencia del primer gol a Kovacevic. Todo ello con un trato exquisito de balón. La actuación de Prieto adquiere mayor valor si se tiene en cuenta que lideró la última victoria realista en el feudo madridista.

Esa misma temporada, en la que alternó el filial con el primer equipo, jugó sus primeros trece partidos en la élite -once de Liga y dos de Copa- y llegó a ir convocado en varios encuentros de la Champions League. El donostiarra había llegado para quedarse.

Un año más tarde, Prieto pasó a formar parte de la primera plantilla de manera oficial. Aquella campaña disputó 25 encuentros.

En la 2005/06 se adueñó de manera definitiva de un puesto en el once realista tras jugar 38 partidos (32 de ellos como titular) y marcar nueve tantos, su mejor registro goleador junto a la temporada 2012/13. Desde entonces Prieto no ha bajado nunca de la treintena de presencias cada campaña, a pesar de que algunos años ha sufrido lesiones que le han obligado a estar parado unas semanas. Su actuación en la 05/06 le valió para su primer DV de Oro al jugador más destacado y regular de la temporada. Después ha sido distinguido con el galardón en otras dos ocasiones: 2008/09 y 2009/10.

La calidad de Prieto no pasó desapercibida en el panorama futbolístico y más de un equipo intentó ficharle. El donostiarra rechazó todas las ofertas para dejar la Real. Se mantuvo fiel a su equipo de toda la vida incluso cuando descendió a Segunda en 2007. «Defender la camiseta que has querido desde pequeño es un orgullo. Cada vez que me la pongo sigo sintiendo ese hormigueo en el estómago, esos nervios del primer día. Hoy en día no me veo lejos de aquí», explicaba cada vez que le preguntaban al respecto .

De Segunda a la Champions

Prieto, que durante toda su carrera había jugado con el 24 a la espalda, comenzó a lucir el número 10 en la temporada 2009/10 tras la llegada de Jokin Aperribay a la presidencia del club. El máximo mandatario de la Real le pidió a Prieto el cambio de dorsal. «Xabi representa los valores del club, de una forma de actuar y de sentir. Debe ser nuestro líder y referente en el futuro. Por eso le pedí que cambiara de dorsal».

En la categoría de plata disputó 107 encuentros. Marcó desde el punto de penalti el primer gol del partido ante el Celta en Anoeta, que supuso el retorno a Primera División. Para celebrar el tanto con la afición saltó una de las vallas de publicidad y se lesionó el tobillo derecho. Vivió las celebraciones del ascenso con dos muletas. Poco importaba porque había devuelto al club de sus amores al lugar que le correspondía.

Indiscutible para todos los entrenadores, ha lucido el brazalete de capitán en la Champions y sueña con ganar un título. «Sería la leche, lo máximo».

Ahora alarga una temporada más su contrato. Será el último servicio de Xabi Prieto como jugador al club de sus amores. «Jugar desde niño para el equipo del que has sido, para el equipo de tu familia y de tus amigos, hace que la responsabilidad sea mucho mayor. Lo sientes todo mucho más, pero también es más bonito. Cada alegría con la Real es triple. Primero, porque gano como futbolista. Segundo, porque gana mi equipo de siempre. Y tercero, porque hago felices a los míos y a un montón de gente. Eso no tiene precio. Así lo siento. Pero también implica más responsabilidad», explicaba en una entrevista publicada por DV en enero. Así es el estandarte de la Real.

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