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La generación del 95 también es excelente

Correcaminos. Odriozola, que no paró de recorrer la banda derecha realista, intenta desbordar a Theo ante Oyarzabal.
Correcaminos. Odriozola, que no paró de recorrer la banda derecha realista, intenta desbordar a Theo ante Oyarzabal. / JOSÉ MARI LÓPEZ
  • Odriozola, Bautista y el debutante Guridi dieron lustre a una de las mejores añadas que ha dado Zubieta

Si no había opción de hacerlo ante el Logroñés, el lugar más indicado debía ser Mendizorroza. El estadio babazorro, tan parecido a Goodison Park, no se encuentra en Rioja Alavesa. Sin embargo, la realista generación del 95 debía ponerse de corto en un lugar así. La cosecha del 95 de la denominación de origen Rioja es excelente. Lo mismo se puede decir de la añada txuri urdin que tan buenas sensaciones dejó en aquella Youth League, el torneo para edad juvenil que se disputa paralelamente a la Champions, y en la que hay depositadas muchas esperanzas de que los jugadores de ese año sean la columna vertebral de la Real de futuro. Ayer fueron protagonistas Guridi, por su debut, así como Odriozola y Bautista. En el Bernabéu lo fue Kevin Rodrigues, del 94, y está llamando a la puerta del primer equipo Igor Zubeldia.

El choque de ayer no lo olvidará Jon Guridi. Este paisano de Mikel Aranburu, zurdo, con una clase que le desborda por el uniforme, debutó en partido oficial con la Real Sociedad. En el puesto de Zurutuza, nada más y nada menos.

Condujo el balón, ayudó a Granero en labores de salida de juego, pisó área contraria. Se le vio. Con el 33 a la espalda, este azpetiarra con curiosa fecha de nacimiento, 28 de febrero de 1995, se incrustó en la sala de máquinas realista entre dos consagrados Granero y Xabi Prieto, pero teniendo cerca a sus compañeros en el Sanse y amigos, Jon Bautista y Mikel Oyarzábal.

No tuvo todo el protagonismo con el esférico que suele acostumbrar cuando disputa los partidos con el filial realista, pero Guridi demostró lo que el 'scouting' dice de él. Un jugador con mucha clase, trabajador, con buena visión de juego y en el que se tienen depositadas muchas esperanzas de que pueda ser un faro importante en el futuro.

Tras la expulsión de Granero, la Real se tuvo que recomponer y el azpeitiarra se afanó en abarcar mucho campo hasta que Markel Bergara entró en el campo. Fue sustituido en el minuto 75 por Canales, pero seguro que por un lado estará el amargor de la derrota pero por otro la satisfacción de ser un potrillo más que salta al primer equipo.

Los jóvenes veteranos

Al lado de Guridi, Jon Bautista y Álvaro Odriozola no es que parezcan veteranos de guerra, pero ya se van colgando alguna que otra medalla en la zamarra realista. El delantero, con sus dos tantos -Granada y Betis fueron sus víctimas- en siete partidos, ha pasado con buena nota su bautismo. Incluso durante semanas, estando lesionado Willian José, muchos debates y tertulias han tenido al joven delantero centro como protagonista.

El de Errenteria no tuvo ayer opciones de disparo, como por ejemplo dispuso la semana pasada ante el Athletic en los minutos que jugó en la segunda mitad del derbi.

Incrustado entre Laguardia y Ely trató de dar movilidad al ataque blanquiazul, creando espacios con sus movimientos e intentando hacer de 'Willian José' en algunas ocasiones. Se retiró en el minuto 70 víctima de la segunda tarjeta amarilla a Granero, que dio con los huesos del madrileño en la caseta. Eusebio tuvo que reorganizar el dibujo y sacrificó a Bautista, para dar entrada a Markel y situar más arriba a Vela.

El único que completó los noventa minutos de la quinta del 95 fue Odriozola. Más contemplativo en la primera mitad, no paró de cruzar la divisoria en los segundos 45 minutos. Inclusive cuando la Real se quedó en inferioridad numérica, el donostiarra no se lo pensó dos veces a la hora de acudir a doblar a compañeros y poner centros al área.

El lateral ratificó lo que se dice de él. Un enorme grado de confianza en sí mismo. Tuvo varios balones parecidos al que acabó en gol la pasada semana ante el Athletic y no vaciló ni un segundo. Jugó con su portero con total tranquilidad y cerró su banda con contundencia, seguridad velocidad habitual.

Habrá que dejar la celebración y el regusto con un buen Rioja cosecha del 95 para otra ocasión. Lo que sí se puede ir haciendo es abrir un hueco en la bodega realista porque los jóvenes valores ya han dado el primer paso. Falta ahora, según dicen los expertos, el más difícil. Pero quien no tiene una primera oportunidad es imposible que demuestre su valía. Esta cosecha, pinta muy bien.

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