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Real Sociedad: Álvaro Odriozola, el hombre tranquilo

Odriozola defiende a Juanmi en una jugada del entrenamiento de ayer en las instalaciones de Zubieta.
Odriozola defiende a Juanmi en una jugada del entrenamiento de ayer en las instalaciones de Zubieta. / UNANUE
  • Tres de los entrenadores de Odriozola y su hermano describen al jugador de la Real Sociedad como una persona madura para su edad

  • Estudia Empresariales a distancia, es socio de la Real desde los dos años y le encanta la música y la pasta que le cocina su amona María Jesús

Álvaro Odriozola (Donostia, 1995) es el último descubrimiento de la factoría de Zubieta. El jugador de la Real Sociedad debutó en Primera el 16 de enero en Málaga pero su bautismo de fuego en Anoeta le llegó el pasado domingo en Anoeta ante Osasuna. A pesar del intenso diluvio y el fuerte vendaval que arreció sobre el estadio, familiares y amigos no quisieron faltar en un día tan especial. En primera fila estuvo su amona María Jesús Iturriza, de 76 años, con la que se fotografió radiante al final del partido. Ella es la que le prepara a diario con mucho mimo esos sabrosos platos de pasta y los filetes que acompañan el menú de un deportista profesional.

También es la responsable de haber transmitido la pasión por la Real Sociedad, junto a su marido Bernardo Arzallus, ya fallecido, a una familia que respira en txuri urdin. El aitona fue el que con dos años le inscribió como socio, igual que antes había hecho con su hermano mayor Pablo, en este caso el mismo día de su nacimiento. Donostiarra y con semejantes ascendentes, su destino tenía que pasar obligatoriamente por Anoeta.

Al margen del fútbol, Odriozola estudia Empresariales a distancia en la Universidad Isabel I y le encanta la música. Para conocerle más de cerca recurrimos a tres personas con las que ha coincidido en distintas etapas de su vida y a una cuarta, su hermano Pablo, que es su mejor amigo y confidente. A través de ellos dibujaremos el perfil de un chaval que, fiel a su carácter, ha llegado sin meter ruido pero que tiene pinta de hacerlo para quedarse, porque en poco tiempo ha convencido a Eusebio.

Pedro Ramos Responsable de fútbol de Aldapeta

«Era una guindilla; no daba un balón por perdido»

Álvaro estudió en el colegio Aldapeta, en Marianistas, del que Pedro Ramos era entonces el coordinador de la sección de fútbol. Recuerda al actual jugador de la Real como «un chaval muy majo; un trozo de pan. Igual que su hermano Pablo. La imagen que me viene a la cabeza es la de verle siempre con un balón pegado a los pies en el patio. Le encantaba el fútbol».

Apunta que Odriozola era un niño al que se le daban bien varios deportes y muy activo. «Solía venir siempre a las Olimpiadas Marianistas, que cada año se celebraban en una ciudad distinta y eran una especie de Juegos Olímpicos entre todos los colegios que la orden tenía en España».

Aunque su entrenador en aquella época era Iván Rosset, actualmente en la estructura de Zubieta, Pedro recuerda lo bien que jugaba el equipo de Álvaro. «Pocas veces en aquellos años habremos tenido un conjunto tan fuerte. Ganamos el campeonato playero y recuerdo que la Real nos seleccionó a cuatro chavales para jugar el Torneo del Canal+ en alevines, en el que llegó a disputar la final contra el Villarreal. Además de Álvaro, le acompañaron a Brunete el portero Michele Colombo, el defensa Javi Moral y Luca Sangalli, hoy en el Sanse. Todos ellos acabaron en Zubieta. En el equipo también estaba Ignacio Aperribay, el hijo de Jokin, que es de la cuadrilla de Álvaro».

En lo futbolístico recuerda que «aún no estaba muy hecho, pero ya se veía que Odriozola era muy rápido, muy eléctrico en todas sus acciones. Lo que se dice una guindilla. No daba un balón por perdido. Jugaba de extremo derecho o de delantero y hacía muchos goles. Entonces el que más destacaba era Luca Sangalli, porque era más fuerte físicamente».

Beñat San José | Su entrenador en la Real infantil

«No solo es rápido corriendo sino también pensando»

Beñat San José fue uno de sus primeros entrenadores en Zubieta. El actual técnico del Bolívar, que lidera la Primera División boliviana, le tuvo el segundo año infantil y el primero cadete. Desde el país andino no tiene más que buenas palabras hacia él. «Es una gran persona. Educado, inteligente y algo callado, pero siempre con una sonrisa y muy compañero de sus compañeros. El típico jugador soñado para un entrenador. Siempre se entrenaba al 100%».

En lo que respecta a sus virtudes con el balón lo define como «un jugador muy completo. Odriozola tenía una buena toma de decisión y visión de juego desde el lateral, jugase atrás en la banda o de extremo. Sería lo que aquí se llama un volante lateral. También era muy rápido y veloz, lo que le hacía superar rivales con facilidad».

Emocionalmente le dibuja como un chaval muy listo. «No era rápido solo en traslación sino también leyendo el juego, en pensamiento. Jugaba muy concentrado siempre. Era muy maduro para su edad y todo eso le hacía anticiparse a la jugada».

San José guarda unos recuerdos imborrables de aquella generación con la que fueron campeones de Euskadi infantil y subcampeones de la Nike Cup en cadete txiki tras perder a penaltis en la final contra el Racing. «Era un gran equipo y ya se ha visto, porque muchos de ellos están en el Sanse. Te puedo decir el once de memoria. Jugábamos 3-4-3 y lo formaban Bardají; Moral, Ugarte, Jon Mikel; Ibarbia, Daniel Zabala, que entonces era el mejor con diferencia, Luca Sangalli, Guridi; Odriozola, Bautista y Xabi Prieto. Ganamos la final en Lezama ante el Athletic y eso que nos expulsaron a un jugador».

De esos dos años cuenta como anécdota que reconvirtió a Bautista de lateral en delantero. «Álvaro jugaba de extremo pero nos faltaba alguien arriba. En uno de los primeros entrenamientos vi cómo le daba Bautista de cabeza y le dije a Gajate, mi ayudante, que le pondríamos arriba. En Zubieta me decían que estaba loco pero desde entonces ha jugado adelante y no le ha ido tan mal».

Sus obligaciones profesionales y el desfase horario -seis horas menos- le impiden seguir a la Real como le gustaría, por lo que le cogió de sorpresa el debut de Álvaro. «No sabía que había jugado ya en Málaga, así que una mañana bajé al bar aquí en La Paz a tomar un café y vi que estaban echando el partido de Copa de la Real en el Camp Nou. No quedaba mucho y mientras estoy pidiendo veo que hay un cambio y que entra Álvaro al campo. Me puse como loco viéndole jugar ante Messi, Luis Suárez y compañía. Ahí me ves explicando a todos que le había entrenado con 13 años. Fue un subidón».

Pablo Odriozola | Su hermano

«Se ha cuidado mucho; estamos orgullosos de él»

Su hermano Pablo, dos años mayor, es quien mejor le conoce. Al que Álvaro iba con el aita, Pedro Odriozola, a verle jugar. Estuvo siete años en el Antiguoko, en el que fue compañero de Kenan Kodro, y ahora milita en el Vasconia de División de Honor regional. Este año acabará los estudios de Ingeniería en Tecnun y en sus ratos libres trabaja en un bar para sacarse unos euros. «Eso hizo que no pudiese escaparme a ver su debut a Málaga, porque era lunes y curraba», se lamenta. «La verdad es que no sabíamos que iba a jugar», aclara.

Más suerte tuvo Amaia, su ama, quien regenta la Vinoteca Bernardina, el local de moda para picotear o cenar en Benta Berri junto al NH Aranzazu. El año pasado pinchó en hueso cuando fue convocado a Mestalla, viajó hasta Valencia y no salió. Hace un mes se la jugó de nuevo -el que esto escribe coincidió con ella en la estación del AVE de Zaragoza- y pudo ver en directo el debut de su hijo. Pablo lo corrobora: «La familia y los amigos estamos revolucionados. La ama fue la única que estuvo en Málaga y fue un alegrón tremendo. Luego fuimos al Camp Nou y al Bernabéu. Ella le sigue a todos los lados y los demás, siempre que podemos. Agredece mucho el apoyo de la familia y nosotros estamos muy orgullosos de él».

De Álvaro Odriozola destaca su tranquilidad y su sencillez. «Tenemos mucha confianza y nos lo contamos todo. Llevamos toda la vida juntos. Desde que éramos unos críos y bajábamos a jugar a una de esas plazas interiores que había en Benta Berri. No es el típico hermano pequeño trasto, todo lo contrario. Es muy tranquilo y como lleva muchos años en la Real siempre está pendiente de cuidarse, de descansar. Eso también nos hace ser diferentes. Si yo pido una pizza para cenar con una cola-cola él me dice que no puede. Se ha tenido que cuidar mucho para llegar hasta aquí».

Comenta con sorna que le ha enseñado a jugar a fútbol. «Mira lo bien que lo he hecho que ya me ha dejado atrás -risas-. Y eso que cuando jugábamos solos le ponía de portero. Pero da igual, es muy bueno. Eso sí, yo siempre he sido defensa y él no ha podido resistirse y ha terminado también atrás, como yo», bromea.

Hace cinco años, en juveniles, tuvieron la oportunidad de enfrentarse por primera y única vez en un campo de fútbol, Pablo con el Antiguoko y Álvaro en la Real. «Fue un día especial porque habíamos ganado la Liga, yo era el capitán y nos hicieron pasillo al salir. Mi madre me bordó el brazalete con la fecha y los nombres de los dos equipos. Álvaro jugó de extremo y yo de lateral, por lo que alguna tarascada ya se llevó, aunque guardo una foto en la que es él quien me hace una entrada por detrás».

Iñaki Sena | Su seleccionador de Euskadi sub-18

«Lleva el balón cosido al pie y nunca se pone nervioso»

Iñaki Sena, que le tuvo a sus órdenes en la selección de Euskadi sub-18, le describe como un chaval «sencillo y que siempre está con una sonrisa en la boca. Jugaba de extremo por la derecha. Yo destacaría su velocidad. Es de los jugadores más rápidos que he visto. Tácticamente Odriozola también es muy bueno. Hacía goles pero quizás le faltaba algo en la definición para haber destacado arriba en Primera como ahora lo hace de lateral».

Otra característica que apunta es «su capacidad para llevar el balón cosido al pie. Es rápido, muy resistente y esa conducción le convierte en un lateral muy bueno. Además es muy listo para coger el sitio, tanto en defensa como en ataque. Nunca se pone nervioso, o por lo menos no lo demuestra, y cuando le hablas siempre te escucha con atención».

Cuando se le pregunta si esperaba la progresión que ha tenido, no lo duda: «Siempre tienes en mente qué jugadores pueden llegar y Álvaro era uno de ellos. Ha tenido su oportunidad con la lesión de Carlos Martínez y los problemas de Zaldua y seguro que dará guerra ahí, porque como tenga unos partidos se gana el puesto».

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