Diario Vasco

Ni el frío ni el Barça frenan a la afición

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Los jugadores realistas bajan del autobús y son recibidos por representantes de varias tamborradas a los sones de la Marcha de San Sebastián. / MICHELENA

  • Los seguidores realistas llenaron las gradas de Anoeta y no pararon de animar al equipo a pesar del resultado

Estaba claro que el partido de Copa de anoche entre la Real y el Barcelona iba a ser caliente en lo futbolístico, a pesar de que la temperatura ambiental apenas superase los cero grados centígrados. Porque estaba presente el agravio que suponía que los culés hubieran contado con 52 horas más de descanso que la Real, por la designación para dirigir la contienda de un árbitro que no tiene suerte cada vez que se cruza con los blanquiazules, por la falta de respeto hacia la afición que suponía jugar la víspera de San Sebastián con todo lo que ello conlleva, porque los de Eusebio jugaron en noviembre ante este mismo equipo el partido más completo que se les recuerda en tiempo y no se llevaron la victoria por un error del colegiado, porque ya eran nueve los encuentros consecutivos que los catalanes se habían ido de vacío de Anoeta y, sobre todo, porque el vencedor de la eliminatoria logrará el pase a semifinales.

Con todos estos condicionantes en mente, en la Real pusieron todo el empeño para que la Tamborrada comenzase unas horas antes de que el reloj de la Plaza Constitución señalase las 00.00 del día 20. En el césped, tuteando hasta el límite de sus fuerzas a uno de esos conjuntos hechos a base de talonario que está diseñado para luchar por todo. En la grada, con el comportamiento ejemplar de su afición, que disfrutó con las actividades previas organizadas y se volcó con el equipo.

Poco más de dos horas antes del inicio del encuentro, las tamborradas de Goazen Erreala y Txirritako txuri urdinak con sus tambores y barriles comenzaron a teñir la tarde-noche de blanco y azul. Los que se iban acercando al estadio accedían a la carpa instalada junto al busto en memoria de Alberto Ormaetxea para resguardarse del frío e ir calentando las gargantas. Otros apuraban los minutos para sacarse una fotografía con el trofeo de la Copa, que durante toda la jornada se exhibió en el centro comercial Arcco. Unos no se atrevían a tocarla por aquello del mal fario que da y otros se despedían con un mensaje claro. «Este año te quedas con nosotros».

Los jugadores de la Real fueron recibidos en la puerta 29 por varios centenares de aficionados blanquiazules al grito de 'Goazen Erreala, goazen txapeldun', con las bufandas al aire, bengalas azules y blancas y con redobles de las tamborradas de fondo. En cambio, a los del Barcelona les tocó oír música de viento desde que su autobús asomó por la recta del velódromo. Se palpaba en el ambiente el entusiasmo de las grandes noches de fútbol.

Anoeta se llenó de calor. Las gradas presentaron un aspecto magnífico gracias a los 28.461 espectadores que acudieron -en Liga fueron 27.639-, a pesar de que la noche era especialmente gélida. Formaron un gran mosaico a la salida de los jugadores, mientras las tamborradas tocaban el himno del club. No cejaron de animar en ningún momento, subieron los decibelios de sus ánimos cuando flojearon las fuerzas y se encendieron con los gestos antideportivos de Luis Suárez hacia el banquillo realista y las protestas sin fin de Messi. La afición estuvo a la altura.

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