Diario Vasco

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Eusebio charla con Oyarzabal durante el entrenamiento vespertino de ayer. / JOSÉ MARI LÓPEZ

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Una Real Sociedad más desordenada

  • En Valladolid y A Coruña mostró más distancias entre líneas y eso le hizo defender y atacar peor

  • Conservó el dominio del balón pero fue una posesión más estéril, y su retaguardia se mostró vulnerable al contragolpe rival tras pérdida

La goleada sufrida en A Coruña ha sido un duro palo para un equipo que venía de hacer dos meses brillantes de campeonato con unos números a la altura de los mejores. De hecho, desde la victoria ante el Betis el 30 de septiembre, solo el Real Madrid los superaba. Ahora, sin embargo, la ascendente trayectoria blanquiazul ha sufrido un parón en las dos últimas jornadas al sumar únicamente un punto. Gil Manzano se encargó de que la Real Sociedad no venciese al Barcelona al anular un gol completamente legal a Juanmi y el lunes fueron los realistas los que con sus deméritos se hicieron acreedores a una más que merecida derrota.

No obstante, tampoco puede cundir el pánico por un mal partido, porque consumidas catorce jornadas el cuadro txuri urdin es sexto, a dos puntos de la Champions y a cuatro del Sevilla, tercero. Lo que sí es conveniente es extraer las conclusiones adecuadas de lo sucedido en Riazor para recobrar el buen camino en los próximos partidos. La visita del Valencia a Anoeta, la salida a Granada y el compromiso copero ante el Valladolid son las citas pendientes antes del parón navideño.

Bajón de juego. El sobresaliente partido ante el Barcelona, cuyos elogios traspasaron las fronteras de Gipuzkoa, parece que no han sentado bien a los blanquiazules. Es como si tanto halago les hubiera debilitado y se hubieran creído lo que no son. Algo parecido ocurrió la pasada temporada cuando los de Eusebio encadenaron cuatro triunfos consecutivos en febrero y después de ganar en San Mamés entraron en una línea descendente de juego y resultados. Ahora no parece que vaya a suceder lo mismo, porque el equipo está mejor armado, pero conviene estar alerta para recuperar cuanto antes la buena línea de juego.

El encuentro copero de Valladolid ya dejó algunas dudas. De hecho, la actitud y el resultado fueron lo mejor del partido, porque un rival de Segunda lleno de suplentes fue superior en muchas fases a una Real Sociedad que venía avalada por ser la que mejor fútbol hacía de Primera. En jugada llegó muy poco a portería contraria. Los dos goles de Juanmi, el primero de ellos tras una recuperación adelantada de Illarramendi, otro tanto que le anularon de forma erronéa a Vela y poco más, porque el 0-1 de Iñigo llegó en un córner.

En Riazor la producción ofensiva también fue escasa. Dos acciones de estrategia antes del descanso y el gol de Yuri y el remate de Willian José a los dos postes en la segunda parte cuando el Deportivo tenía una clara ventaja. Y ojo que en Valladolid sí que estuvo Zurutuza, al que muchos echamos en falta en A Coruña.

Lentitud en el repliegue. Les he contado en varias ocasiones que el éxito de la Real esta temporada se debe a una mejoría bastante notable en la fase ofensiva, principalmente porque ha estado más ordenada con balón que en cursos anteriores. Eso le ha permitido, cuando ha sabido encadenar largas secuencias de pase, limitar las posibilidades del contrario y, por otro lado, protegerse mejor tras pérdida del contragolpe rival. Siempre había un jugador atento para realizar la primera presión para robar o temporizar defensivamente para dar tiempo a los compañeros a recuperar la posición.

En los dos últimos partidos, sin embargo, la Real ha sido un conjunto vulnerable al contragolpe con muchas distancias entre sus jugadores y sus líneas cuando perdía el balón. La consecuencia han sido transiciones defensivas lentas que han facilitado la iniciativa al contrario.

En Zorrilla, el juego entre líneas de Marcos y los desmarques de apoyo de Mata contribuyeron a superar al centro del campo realista, lo que permitió que Anuar y Luismi anduviesen más cómodos para jugar en largo con Juan Villar, el veloz extremo derecho. En Riazor entre Emre Çolak y Carles Gil, al jugar este a pierna cambiada, dominaron los espacios interiores y crearon una situación de superioridad con Illarramendi a partir de la cual la Real empezó a perder el partido. El hecho de no tener cerca a Zurutuza, que lee muy bien lo que necesita el equipo para encontrar el equilibrio, contribuyó a agravar la situación. Que luego Andone destrozase por velocidad a la zaga blanquiazul fue la consecuencia de esa situación de superioridad deportivista en la zona ancha.

Los rivales le toman la matrícula. Hace dos meses la Real era una gran desconocida con un fútbol aún por definir. Ahora los rivales le juegan con respeto y plantean los partidos en función de ella, algo que antes no pasaba. Ni Leganés ni Sporting lo hicieron, por citar los dos últimos compromisos lejos de Anoeta. Pero Paco Herrera, en el caso del Valladolid, y Gaizka Garitano, en el del Deportivo, sí que lo hicieron.

El cuadro coruñés consiguió su propósito de recudir la zona efectiva de juego a pocos metros para dificultar el juego combinativo guipuzcoano. Adelantó la línea defensiva y realizó una presión alta sobre la salida de balón realista, que apenas encontró situaciones de ventaja en zona de iniciación y creación. La misma receta que ocho días antes había empleado la Real con el Barça.

Si en la derrota de Bilbao se acusó a los de Eusebio de abusar del juego en corto para sacar el balón de atrás, en los dos últimos partidos quizás ha sido la falta de ello lo que le ha impedido llegar con mayor claridad a la zona de finalización. Las diagonales de Navas e Iñigo han dejado de ser un recurso para convertirse en una rutina que raras veces ha logrado su propósito de superar líneas de presión enemigas. Volver a recuperar las opciones de pase en ataque posicional permitirá a la Real lucir su mejor imagen, aunque para ello se necesita un volante cerca de Illarramendi que compenetre sus movimientos con él y mayor movilidad en los extremos que la ofrecida en Valladolid y A Coruña.

¿Un once fijo o variable? Eusebio dio el día del Las Palmas con un equipo que jugó tan bien al fútbol y de una forma tan equilibrada que, desde entonces, ha querido tocarlo lo menos posible. Ahora surge la pregunta de si es necesario un retoque que le dé frescura en alguna posición o es mejor dar continuidad a los mismos.

Lo que está claro es que hay una serie de futbolistas que por su nivel y por sus características son difíciles de sustituir. La distancia de Rulli, Iñigo, Yuri, Illarramendi, Zurutuza, Vela y Oyarzabal con los jugadores que pueden considerarse como sus sustitutos naturales es grande. Otra cosa es que haya hombres como Zaldua y Aritz, en el lateral derecho, Mikel, en el eje de la zaga, Granero, en el centro del campo, Canales, en el enganche, o Juanmi, en la delantera, que puedan dar competitividad a esas posiciones.

Tampoco hay que olvidar que jugadores como Agirretxe, Pardo o Markel están lesionados y que los potrillos Zubeldia y Bautista vienen pisando fuerte. El segundo, máximo goleador de Segunda B, puede tenerlo más complicado por la competencia que hay arriba -sobre todo si se recupera Agirretxe-, pero el azkoitiarra podría ser una alternativa en el centro del campo el día que falten Illarramendi o Zurutuza. Si se supera la eliminatoria ante el Valladolid la Real podría llegar a jugar ocho partidos en enero, cuatro de Liga y cuatro de Copa, y va a necesitar tirar de fondo de armario.

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