Un tiempo entero tardaron los de Eusebio en realizar un tiro a puerta. Y ese disparo -Juanmi solo tuvo que empujar el esférico-vino gracias a uno de los pases más rocambolescos que se han visto en el inicio de campeonato.
No hablo de la sublime asistencia de Mikel Oyarzabal al delantero malagueño, sino del pase a la remanguillé que David Zurutuza hizo desde el suelo. La parroquia txuriurdin conoce bien al centrocampista debarra. Sabe de sobra que rebosa calidad en ambas piernas, pero la asistencia que ofreció ayer a su compañero en la única jugada con peligro de todo el primer tiempo es, literalmente, para enmarcar.
Lo cierto es que la Real no cuajó un gran primer tiempo. Illarramendi y Rubén Pardo no encontraron líneas de pase en la férrea -y en ocasiones demasiado agresiva- defensa rojilla. Solamente el de Rincón del Soto inquietó a Nauzet Pérez con algún que otro envío en el lanzamiento de las nueve faltas que llegó a realizar el cuadro entrenado por Martín Monreal. Zurutuza, otro de los encargados de nutrir a Oyarzabal y a Juanmi con balones al área, apenas pudo respirar ante la asfixiante presión del cuadro osasunista. Fue uno de los jugadores blanquiazules que más tiempo estuvo por los suelos durante la primera mitad ayer en El Sadar.
Pero volvamos a esa magnífica asistencia que facilitó, y de qué manera, las cosas a la plantilla de Eusebio. Con el cuerpo boca abajo, Zurutuza fue capaz de ver el desmarque de sus dos compañeros y, en un escorzo, poco elegante todo hay que decirlo, pero de gran acierto, el centrocampista txuriurdin fue capaz con su pie derecho y con la espuela de iniciar la jugada que a la postre sería el primer tanto donostiarra.
El pase recuerda en parte, para los amantes del baloncesto, a una de esas asistencias que los flamantes campeones olímpicos son capaces de hacer desde el suelo. Además, hay que tener en cuenta que la dificultad que entraña realizar un pase con el pie es mucho mayor que la que un jugador de baloncesto puede hacer con sus manos. En definitiva, Zurutuza demostró ayer que también sabe jugar desde el suelo.
La segunda mitad del '17' txuriurdin también fue notable. Algo debió de decirle Eusebio durante el descanso, porque Zurutuza fue el primer jugador en cometer una falta. El técnico vallisoletano exigió más fiereza a su pupilos y así quedó reflejado en el computo global de faltas, que se fue equiparando según pasaron los minutos.
Osasuna no encontraba la forma de crear peligro sobre el área de Rulli, impertérrito prácticamente durante todo el partido y posiblemente pasando calor con el pantalón largo que tanto le caracteriza. Esa desesperación en el cuadro rojillo llevó a los de Martín Monreal a dejar más huecos entre líneas, favoreciendo así el rendimiento de los centrocampistas realistas. La primera jugada de peligro de los donostiarras en la segunda mitad vino de las botas del protagonista de estas líneas. Zurutuza encontró un pasillo en la zona de tres cuartos, condujo el esférico con la calidad que le caracteriza y cedió para Xabi Prieto que a pesar de tener posibilidad de armar el disparo, optó por controlar. El esférico terminó en banda.
A falta de un escaso cuarto de hora para que finalizara el partido, y con Osasuna volcado en ataque, fue Zurutuza para sorpresa de los aficionados txuriurdines quien mejor terminó el encuentro físicamente hablando. Tiró un pase a la espalda de la defensa rojilla al que Vela, de no haber estado en posición adelantada, habría resuelto el partido para los guipuzcoanos. Un minuto más tarde y sin oposición, se animó a disparar desde treinta metros con su pierna izquierda, pero el esférico lo atrapó Nauzet sin problemas.
Además, como quedó demostrado ayer, Zurutuza es más de jugar desde el suelo.